Lo mataron por robarle un celular y reconocer al atracador.
A las 6 de la mañana de este lunes Luis Fernando Vega Polo, de 21 años, llegó a la calle 50A con carrera 8F, barrio Kennedy, a esperar un bus que lo trasladara hasta su lugar de trabajo. Enseguida dos hombres en motocicleta se le acercaron para robarle el celular y un dispositivo manos libre de bluetooth que portaba.
Vega Polo no se opuso a la intención de los delincuentes, por el contrario, les entregó sus pertenencias. “Él dio el celular y un aparato que tenÃa en la oreja, pero el que manejaba la moto le dijo al parrillero antes de huir: “¡Mátalo, mátalo, que me conoce!” Y el tipo le obedeció disparándole en el lado izquierdo del pecho”, contó ayer Pedro Vega, padre de Luis Fernando.
Enrique Polo, abuelo de crianza de la vÃctima, y quien trabaja como vigilante en la empresa donde el joven estaba aprendiendo mecánica, se extrañó que su nieto no hubiese llegado puntual al trabajo, por lo que llamó a la casa, situada en la calle 48 No. 8D-53. Allà le dijeron que Luis habÃa salido a la hora habitual. “Supe de él porque un muchacho se enteró que le habÃan disparado”, agregó el abuelo de Vega Polo. Residentes del sector dijeron que tras ser baleado el muchacho caminó en búsqueda de ayuda. Totalmente ensangrentado subió en una moto que lo trasladó a la ClÃnica Murillo, donde falleció a las 7 de la noche del mismo lunes.
Luis Fernando Vega Polo finalizó el servicio militar en la Armada en septiembre del año pasado, y hacÃa dos meses estaba trabajando en el taller de mecánica. “A él le gustaba la electricidad, hacÃa conexiones, era un joven muy piloso, activo. QuerÃa ser conductor”, agregó el abuelo, quien también dijo que su nieto era un hombre hogareño, salÃa poco a la calle y se dedicaba a muchas tareas del hogar. El joven era el primero de cuatro hermanos, estaba soltero y no dejó hijos.
INSEGURIDAD EN EL BARRIO
Residentes del barrio Kennedy protestaron ante el incremento de hurtos a mano armada en el sector. “Hace 45 y 15 dÃas a dos muchachas les robaron las motos. Uno llama al 123 de la PolicÃa y no contestan. Las patrullas no se ven por aquÔ. Contaron que el miedo impera en la zona. “Nadie se quiere sentar en las terrazas, porque en cualquier momento te atracan.
Esto está invivible”, aseguró una vecina que ha presenciado varios hechos delictivos. “Los atracadores no se conforman con robar, sino que matan a la gente”, expresó, con preocupación, otra mujer residente en el sector.